sábado, 10 de diciembre de 2011

Un matrimonio feliz


Para qué engañarnos, el matrimonio tiene mala prensa. Y los matrimonios largos, esas parejas que pasan juntas toda una vida, aún más. Si alguien lleva veinte o treinta años con la misma persona, inmediatamente se asume que permanecen unidos por costumbre, porque no les ha surgido nada mejor, porque son demasiado tradicionales o acomodaticios para buscar alicientes más allá de las paredes de su hogar. ¿Qué decir pues del matrimonio feliz como motivo literario? Fracaso seguro. Lo que atrae al lector son las historias de matrimonios rotos, de infidelidades, los triángulos amorosos, las grandes pasiones que arden y se consumen en poco tiempo pero ¡oh, son tan intensas! Por eso hay que descubrirse ante Rafael Yglesias, que ha logrado lo que parecía imposible: hacer una novela sobre una pareja que sigue enamorada pese al desgaste de los años, y conseguir que esa historia arrebate al lector. Más difícil todavía, su novela contiene otro tabú, como es una enfermedad terminal. El autor no nos ahorra ninguna de las degradaciones a las que el estadio final del cáncer que padece somete a la esposa del protagonista. A pesar de todo eso, Un matrimonio feliz es una novela llena de humanidad, conmovedora, tierna y dura a un tiempo, que se lee entre las sonrisas y las lágrimas. Real como la vida misma, porque lo que cuenta nos suena absoultamente real, como lo son sus personajes y las cosas que les suceden. Nos cuenta cómo la vida se compone de hechos banales, de absurdas casualidades, de imperfecciones, de momentos mágicos, de pequeñas renuncias, de aferrarse a lo que de verdad importa y de valorar lo que vale la pena. La de Enrique y Margaret no es una pareja perfecta, como no lo es ningun matrimonio real, pero es un matrimonio feliz. Por eso mismo, su historia salta de las páginas y nos agarra por el cuello. Auténtica, triste y hermosa a la vez. Fuente:notasparalectorescuriosos.blogspot.com

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