viernes, 30 de enero de 2009

Tiro la toalla?

Como podrán notar quienes sigan este blog hace días, semanas que no hablo de las sesiones con el terapeuta. Por qué sucede eso? Porque no estoy yendo.
Paso por un momento de resistencia. Y hoy más que nunca que leo esto.
Ahí medio que me rebalsó el vaso.
Yo me cuestiono muchas cosas sobre si es posible que escudriñando en la cabeza se conseguirá algo positivo. Pero pienso que es una ciencia y algo debe conocer sobre la mente humana.
Pero igual no me alcanza. Será posible que sólo sentandose a hablar con un alguien y devanando ese carretel que es la vida de uno se logre algo?
O es dejarse de jorobar nomás con todas las cosas que una ya conoce que le hacen daño y repite?
Porque sospecho que hay mucho de autocastigo en esto de recurrir en tropezar "casualmente" siempre con las mismas piedras.
Uno no aprende porque no quiere? Por que no sabe? Por qué gran siete no aprendemos?
Acá es el momento en que me enojo conmigo. No con los otros que con el tiempo aprendo a conocer y saber que puedo esperar o no de cada uno.
No con ellos. Que son lo que son y seguirán siendolo.
Conmigo por enarbolar siempre la bandera de la palabra que es casi una mala palabra: EXPECTATIVA.
No hay que engañarse con esta palabra. Es una palabra traicionera y tendría que venir con algun tipo de advertencia sobre como manipularla.
Poniendose a pensar... que es lo que nos joroba la vida muchas veces? Justamente! La expectativa que ponemos sobre algo o sobre alguien. Quién nos enseñó que hay que tener expectativas?
Imaginemos una cultura diferente donde uno anda por la vida sólo con la gracia de Dios. Donde todo nos sorprende cuando nos llega porque no lo esperábamos. Llega cuando tiene que llegar no cuando nosotros esperamos que llegue. Y nosotros lo celebramos como un don. Como un regalo.
En esa forma de pensar no hay expectativa que valga. Hay un andar por la vida sin vencimientos.
Y si no hay expectativas no hay frustración.
Se entiende?
Una vida sin frustración es posible?
Un escenario donde el otro siempre da lo que tiene y a mí me sirve.
Donde lo que pasa no me genera angustias ni vacíos.
Esa vida me gustaría vivir!
Cómo se hace?
Sospecho que eso el terapeuta no me lo puede enseñar.

domingo, 25 de enero de 2009

Consejos para los que empiezan una terapia

No es la primera vez que empiezo una terapia.
Pero nunca pude ser "dada de alta"(existirá eso?) de un psicólogo. Seguramente debido a mi inconstancia en el tema. No debe haber más culpables.
Cosas que noté de una. Siempre siempre al comenzar una terapia comienza un romance. Bah, en realidad son dos los enamoramientos.
Uno con el/la terapeuta. Dicen que es necesario pero es feo vivirlo cuando no es uno el analizado. Cuando alguien inicia una terapia, sobre todo por primera vez, comienza a utilizar una frase odiosa y recurrente: "dice mi terapeuta/psicologo/analista que ..."
Esta nueva costumbre es muy incómoda para las personas allegadas a quien comienza una serie de sesiones. Más de una vez como expectadora me encontré pensando: y a mi que joraca me importa!!!!
El otro gran romance es con uno mismo (recuperación de autoestima le llamo yo).
Normalmente uno llega al consultorio falto de afecto con uno mismo. La decisión de pedir ayuda para ordenar la vida tiene que ver con una conciencia de que "algo estoy haciendo mal". Seguramente ese pensamiento se ve reforzado por quienes nos acompañan (marido,padres,amigos,hijos) que no dejan de decirnos lo insoportables que somos/estamos, lo intransigentes que nos pusimos, lo desacertado de nuestro accionar, etc.
Eso conlleva un inevitable enojo con uno mismo. Y que es lo primero que hace el terapeuta? Te dice que te PRIORICES. Te hace preguntas que hace tiempo no te hacés ni nadie te hace.
Vos que querés? Vos que tenés ganas de hacer? A vos te importa?
Y es muy movilizante para uno que viene de un alto entrenamiento en tratar de adivinar qué quieren los demás, que necesitan, que te reclaman, etc.
Pensar en uno no es un ejercicio fácil para muchos de nosotros.
Mucho menos pensar en uno sin dejar de pensar en los otros. Esa es la parte que el terapetua no te alerta de tener en cuenta. Así que llevado casi por un torbellino te ves pensando en vos como nunca lo hiciste antes tal vez. Pero con un error de concepto las más de las veces.
Eso tiene un costo muy alto para el desprevenido paciente.
Inflar el ego no siempre ayuda a la relación con los otros. Esos a los que el terapeuta no analiza ni tiene como pacientes. Ergo no ve como se sienten afectados drásticamente por la nueva personalidad del analizado.
Y comienzan otros problemas, que antes no estaban y con los que va a haber que lidiar.
El terapeuta no te lo va a advertir. A lo sumo te dirá que los otros van a hacer "resistencia" a tus cuambios. Pero claro, como no la van a hacer? Las reglas del juego estan a punto de cambiar a ellos nadie les preguntó ni los anotició. Y van a patalear. Cuanto debería preocuparte esto? Nunca tengo la respuesta.
Lo que si se seguro, porque lo viví y porque lo ví en otros, todo será más caótico que antes de empezar la terapia.
Es una advertencia digamos.
Para que no te pase. Para que no te conviertas en un ego camianando aunque sientas que tu terapeuta ve con buenos ojos este cambio en vos.
La autoestima tiene un equilibrio delicado que si crece de golpe crea más problemas que beneficios.
Estas advertido!
Igual seguro de nada servirá. Cada uno hará su propio proceso y descubrirá sobre la marcha que le sirve y que debe ignorar.
Mal que les pese al resto de los mortales.

sábado, 24 de enero de 2009

Me innunda el pasado

Por qué no se?
Hoy me desperté recordando vieeejjoosss tiempos. Tiempos en que para las vacaciones nos ibamos al campo que más que campo era monte en realidad porque era un pueblito perdido llamado Herrera en Santiago del Estero.
Allí vivía mi abuela paterna, viuda ella con todo lo que eso significa en el monte.
Mataba los chanchos no bien llegábamos (cosa que me parecía horrorosa), traía agua del pozo solita ella, hacía las morcillas con la sangre derramada del pobre muerto recientemente degollado acompañada por las moscas.
Amasaba el pan en el horno de barro que ella misma encendía con la leña que antes había juntado.
Le torcía el cogote a la gallina para la sopa de la noche y se sentaba abajo del árbol a fumarse un cigarro en chala que armaba con mucho cuidado.
Yo le tenía miedo. Mucho miedo. Hablaba tan poco y despacio que era difícil escucharla. Vestía de negro desde ese día que el abuelo murió y para siempre hasta el último día usó esa vestimenta.
Se tensaba el pelo plateado en un rodete. Estoy segura de que tenía larguísimo el pelo pero nunca pudimos ver más que el rodete.
Nunca supe cuanto esfuerzo le costaba mantener esa casa que por tener pisos de tierra en vez de barrer se regaba.
No se quejó ni una vez de nada, ni del tiempo, ni de su soledad, ni de los achaques de la edad.
No recuerdo una sola frase dicha por su boca.
Miento, si recuerdo algo. Hablaba a todos de usted. No tuteo a sus hijos siquiera. Ni hablar a nosotros sus nietos.
A mi hermano lo llamaba el castiguito (por lo mal que se portaba obviamente). A nosotras por el nombre, nunca usó otra palabra para dirigirse a sus nietos.
Se ponía contenta cuando ibamos a verla, lo se porque mataba el chancho. Eso en el monte es toda una demostración de afecto. No reía ni hacía una mueca. Era inexpugnable su pensar.
Murió como vivió. En silencio. Sola. De cansancio supongo yo. Se quedó dura una mañana de verano. Seguro un paro cardíaco.
Como no podía ser de otra manera la enterraron con el vestido negro. Y con el rodete.
Yo la recuerdo siempre fumando en chala. Cuando las mujeres no fumaban. Pero ella tenía derecho porque era como el hombre de la casa.
No pedía permiso ni decía gracias. Miraba profundo, adentro. Y daba miedo.
Por qué hoy la recordaré particularmente?
Será el aniversario de su muerte?
Ni eso recuerdo.

lunes, 19 de enero de 2009

Tuve lo mío

Finalmente tuve unas vacaciones. No las ansiadas. Más bien diría una "escapada". Como dicen en las publicidades para captar a esos que no pueden pagarse un "paquete".
Grupo de amigos. Heterogéneo (eso no siempre es bueno), carpas, camping, zona cercana que podríamos decir para hacerle justicia, turística (sobre todo por los precios), paisaje inigualable (cerros de Cafayate) y aprendizajes (de esos que uno olvida rápido para volver a cometer errores).
Eramos como 20. Y hubo de todo. Calor insoportable y mosquitos. Lluvia torrencial y el concebido barro que va directo al interior de las carpas. Comidas rancho que nunca alcanza o sobra para hacer dulce.
Noches de chicos insomnes, otítis, exceso de fernet, insistencia de madres para que coman o no coman demasiado, litros de protector solar (del cual desconfío abiertamente), peleas a brazo partido por el último trozo de bizcochuelo, más mosquitos, interminables colas en las duchas, baños sucios, envidia por el de la carpa de al lado que tiene lo que uno necesita y no trajo, charlas hasta la madrugada, miles de fotos de cámara digital que nunca serán impresas, galones de mates cebados sin pretenciones, etc.
Lo bueno es que aprendí a conocer facetas de mis amigos que no conocía y ya debería haberlo hecho. Que aprecié tanto lo que tengo y nunca percibo. Que mi hijo se divirtió como si estuviera en Disney, que hice algo diferente a la rutina consabida, que volví con las pilas cargadas, que a pesar de todo ya estoy pensando donde "escaparme" otro ratito el mes que viene.
Lo malo es que uno no se por qué química cerebral le pone demasiada expectativa a una salida casual y corta. Ergo muchas de esas expectativas no se cumplirán por su propia naturaleza. Y ahí en ojotas hay que lidiar con el desencanto.
Seguro la próxima vez me pasará todo calcado como hoy lo cuento. Y seguro también no lo recordaré y volveré a pedir una carpa prestada y a comprar un montón de tonterías que nunca voy a usar . Me llenaré de ilusiones ilusorias sobre el viaje y cuando regrese cansada y con el pelo pajoso escribiré unas pocas líneas sobre esa "nueva" experiencia vivida.
Estuvo lindo Cafayate.
Pero la próxima si no hay un Sheratón cerca mejor la pienso.

miércoles, 14 de enero de 2009

No voy en tren, voy en avión

Tiempo de vacaciones.
Una vez más me prometí que este año sería diferente y me fallé.
Una vez más me quedo en casa, en la vecina tomando mate, en la casa de mi hermana hablando nimiedades.
Una vez más no conoceré París. Ni Grecia. Ni siquiera la India.
Esperarán los cruceros y las Pirámides de Egipto.
Se pondrán amarillos los catálogos de "conveniente paquete turístico" que acopié a montones.
Me conozco todos los conceptos turísticos onda "tiempo compartido". Hice la cuenta sobre el cambio con el yen por las dudas, el euro y el marco alemán.
Soy más sabia que ayer en un montón de cosas que no me sirven para nada.
Pero sigo sin adquirir esa sabiduría que hace posibles los sueños.
Por más que froto y froto la lámpara Aladino no aparece para hacerme un guiño y demostrarme que la magia existe.
Leo que hay que escapar a la rutina y no encuentro el valor. Intento comprarlo y nadie lo vende.
Le pido un crédito a mi suerte y me lo rebota. No hay cheques al portador que me habiliten una esperanza.
Intentando encontrar ese supuesto aprendizaje que hay en las frustraciones (teoría que sólo sostienen los frustrados dicho sea de paso) le busco el lado positivo a este momento.
Y no lo encuentro!!!!!
Estoy miope al optimismo.
Día negro para mis ilusiones.
Mañana será otro día.
Aunque hoy no podría asegurarlo.

sábado, 10 de enero de 2009

Si me mandan al banco voy contenta

Digame Señor terapeuta, cómo se regula esto de que a uno le pidan y le pidan todo el tiempo cosas?
A ver, le explico de manera más explícita.
Yo estoy de turno digamos. Como las farmacias vio? Como los maxikioscos 24 houres. Me entiende?
En cosas pequeñas y grandes.
Un ejemplo. Tengo tantos. Pero uno le voy a dar para ilustrar la descripción.
Recién nomás pasó. Hace un par de horas.
Yo sentada.El sentado (hijo de más de 20 casado y en su descanso del trabajo).Ma . . . me planchás la camisa?
Si hijo, como no.
Otro? Hace un par de noches. Lluvia. Escaseo de remises. Hijo (otro de más de veinte soltero camino a casa de su novia)Ma . . . me llevás a lo de Moni?
Si hijo, como no.
Hace cuatro días. Hija (más de 20 casada de visita en mi casa). Ma . . . me llevás a la casa de Negu que tengo que alcanzarle este paquete y de ahí me dejas en lo de Ivi que me invitó a tomar unos mates?
Si hija, como no.
Queda claro hombre? O le sigo dando ejemplos? Porque de tener tengo un montón. Como estos o más como usted quiera que sean.
Si me molesta?
No me molesta hacer favores. No me molesta hacer cosas para mis hijos.
El tema es el cuando.
Si son de sopetón me suenan a falta de respeto por lo que estoy haciendo en ese momento.
Si son impuestos me siento mal si no les digo que sí y tienen que ir bajo la lluvia, o bajo el sol, o incómodos.
Ah. Que si elijo para que me quejo? Buena pregunta.
Que por qué no digo que no? Buena observación.
Qué si conozco el significado de la palabra límite. Pero que piensa usted? Que soy una ignorante?
Yo descubrí que es dificíl establecer un parámetro que a ellos les sea facil de entender y a mi de complacer. Pedir si. Pero no todo el tiempo. No para cada cosa que tengan que hacer. Sobre todo porque no parecen registrar que yo también tengo cosas que hacer además de ser mamá. Cosas que a veces no son tan importantes pero que yo quiero hacer. O que no son de vida o muerte (lease postergables) pero que no me gusta dejar para otro día si decidí que sea hoy.
El tema es que me he convertido en una remisera sin vocación ni sustento.
O en una niñera de S:O:S cuando hay un hueco para cubrir.
O en una empleada doméstica todo servicio para eso que aburre o jode.
O en una consejera matrimonial y oreja de momentos desagradables.
Y yo no quiero ser esas cosas.
Bah, capaz que esta bien que sea esas cosas. Pero un ratito. No todo el tiempo.
El tema es que me agobian y no se como decir que no sin sentirme mal.
Culpa otra vez dice usted?
Qué rápido que saca conclusiones usted mire.
Fácil lo suyo che.
Ya le dije antes que sí conozco el significado de la palabra límite. Por que me vuelve a preguntar????
Sabe que a veces puede ser reiterativo usted?
Y también irritante. Se lo dijeron antes?
Si ya se. Chicharra. Se acabó mi tiempo.
Me voy a buscar a mi nieto que no tiene quien lo cuide. De ahí paso a retirar el pantalón de mi hijo y le dejo la leche a mi nena que esta con dolor de panza y no quiere salir a comprar.
Le prometo que voy a pensar todo lo que hablamos hoy.

miércoles, 7 de enero de 2009

Verdad o consecuencia?

¿Hay que decir la verdad?
Una amiga dice siempre que la verdad aleja a la gente.
¿Es verdad? Y si es así ¿Hay que mentir?
En definitiva la pregunta sería ¿Existe la verdad?
O hay verdades con ADN? Se me viene a la mente la frase "mi verdad". Y la del otro?
También estan esas otras verdades. Las importadas, las envasadas. Esas que nos vendieron las propagandas o las películas: *Que las donas son ricas
*Que los hombres siempre quieren
*Que el bien triunfa
*Que la ambulancia va a llegar
Además de la verdad está ese otro concepto que llamaré LO VERDADERO.
Hay experiencias vitales que nos acompañarán toda la vida y otras miles de ocasiones que pasarán al olvido más rápido que tarde. Hay que darle la misma importancia a todas entonces? Cómo reconocerlas?
Para sumar a la confusión hay quienes podrían jurar que la verdad no existe.
¿Qué prefiero? ¿Saber o ignorar?
¿Qué preferirán los demás ? ¿Qué hable o que otorgue?
Hay verdades que lastiman como cuchillos, otras que liberan, o que confunden, otras que desencantan, las hay justicieras y lapidarias. Verdades innecesarias también. Así como las hay imprescindibles.
Quiere uno la verdad? O sólo la pide por costumbre?