lunes, 19 de enero de 2009

Tuve lo mío

Finalmente tuve unas vacaciones. No las ansiadas. Más bien diría una "escapada". Como dicen en las publicidades para captar a esos que no pueden pagarse un "paquete".
Grupo de amigos. Heterogéneo (eso no siempre es bueno), carpas, camping, zona cercana que podríamos decir para hacerle justicia, turística (sobre todo por los precios), paisaje inigualable (cerros de Cafayate) y aprendizajes (de esos que uno olvida rápido para volver a cometer errores).
Eramos como 20. Y hubo de todo. Calor insoportable y mosquitos. Lluvia torrencial y el concebido barro que va directo al interior de las carpas. Comidas rancho que nunca alcanza o sobra para hacer dulce.
Noches de chicos insomnes, otítis, exceso de fernet, insistencia de madres para que coman o no coman demasiado, litros de protector solar (del cual desconfío abiertamente), peleas a brazo partido por el último trozo de bizcochuelo, más mosquitos, interminables colas en las duchas, baños sucios, envidia por el de la carpa de al lado que tiene lo que uno necesita y no trajo, charlas hasta la madrugada, miles de fotos de cámara digital que nunca serán impresas, galones de mates cebados sin pretenciones, etc.
Lo bueno es que aprendí a conocer facetas de mis amigos que no conocía y ya debería haberlo hecho. Que aprecié tanto lo que tengo y nunca percibo. Que mi hijo se divirtió como si estuviera en Disney, que hice algo diferente a la rutina consabida, que volví con las pilas cargadas, que a pesar de todo ya estoy pensando donde "escaparme" otro ratito el mes que viene.
Lo malo es que uno no se por qué química cerebral le pone demasiada expectativa a una salida casual y corta. Ergo muchas de esas expectativas no se cumplirán por su propia naturaleza. Y ahí en ojotas hay que lidiar con el desencanto.
Seguro la próxima vez me pasará todo calcado como hoy lo cuento. Y seguro también no lo recordaré y volveré a pedir una carpa prestada y a comprar un montón de tonterías que nunca voy a usar . Me llenaré de ilusiones ilusorias sobre el viaje y cuando regrese cansada y con el pelo pajoso escribiré unas pocas líneas sobre esa "nueva" experiencia vivida.
Estuvo lindo Cafayate.
Pero la próxima si no hay un Sheratón cerca mejor la pienso.

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