martes, 26 de enero de 2010

Haití nos hizo mostrar la hilacha


Pasaron cientos de miles de muertos. Hace diferencia en nuestras cabezas? Las de nosotros los otros, los que no sentimos temblar el piso, ni hambre, ni miedo, ni desasosiego, ni cansancio tal que nos impida buscar nuestros muertos.
Cómo reaccionamos frente a tamaño horror?
Nos arrodillamos a rezar, nos arremangamos para tejer algo que cubra un cuerpo desnudo?
No.
Mandamos armas, muchos soldados, con grandes y temerarias herramientas de terror que pongan órden a la muerte ajena.

Si hasta da risa.
EEUU siempre al frente si alguien deja espacio. Y Haití lo deja porque esta enferma de desnutrición y olvido.
Quiso alguna vez ser un bastión de la libertad, cómo olvidarlo. Y cómo perdonarlo también.
Paga una y mil veces la osadía de ser una libertina.
A la muerte, al dolor, a la horfandad le mandamos armas.
Si hasta da risa.
Uniformes para desalentar, coroneles que marcan el rumbo. Pero qué rumbo? Hacia dónde queremos ayudar a volver a Haití?
Ahora ellos , que saben como se lidia con la muerte ,porque están acostumbrados a provocarla serán los guardianes de Haití.
Pobrecitos de ellos.
Antes el hambre, luego la muerte, y ahora nosotros.
Si hasta da risa.

Estimado Señor Futuro


Estimado Señor Futuro,
Le estoy escribiendo esta carta para pedirle un favor.
Usted sabrá disculpar la molestia.
No, no tema, no es que quiera conocerlo.
Ha de ser usted un señor muy solicitado,
habrá tanta gente que querrá tener el gusto, pero yo no.
Cuando alguna gitana me atrapa la mano para leerme el porvenir, salgo corriendo a la disparada antes de que ella pueda cometer semejante crueldad.
Y sin embargo, usted, misterioso señor, es la promesa que nuestros pasos persiguen queriendo sentido y destino.
Y es este mundo, este mundo y no otro mundo, el lugar donde usted nos espera.
A mí, y a los muchos que no creemos en los "dioses" que nos prometen otras vidas en los lejanísimos hoteles del Más Allá.
Y ahí está el problema, señor Futuro.
Nos estamos quedando sin mundo.
Los violentos lo patean como si fuera una pelota.
Juegan con él "los señores de la guerra"
como si fuera una granada de mano,
y los voraces lo exprimen como si fuera un limón.
A este paso, me temo, más temprano que tarde,
el mundo podría no ser más que una piedra muerta girando en el espacio, sin tierra, sin agua, sin aire y sin alma.
De eso se trata, señor Futuro.
Yo le pido, nosotros le pedimos, que no se deje desalojar.
Para estar, para ser, necesitamos que usted siga estando,
que usted siga siendo, que usted nos ayude a defender su casa,
que es la casa de tiempo.
Háganos esa gauchada, por favor.
A nosotros, a los otros, y a los otros que vendrán después,
si tenemos un después...
Le saluda atentamente:
Un terrestre.
Autor: Eduardo Galeano