
Pasaron cientos de miles de muertos. Hace diferencia en nuestras cabezas? Las de nosotros los otros, los que no sentimos temblar el piso, ni hambre, ni miedo, ni desasosiego, ni cansancio tal que nos impida buscar nuestros muertos.
Cómo reaccionamos frente a tamaño horror?
Nos arrodillamos a rezar, nos arremangamos para tejer algo que cubra un cuerpo desnudo?
No.
Mandamos armas, muchos soldados, con grandes y temerarias herramientas de terror que pongan órden a la muerte ajena.
Si hasta da risa.
EEUU siempre al frente si alguien deja espacio. Y Haití lo deja porque esta enferma de desnutrición y olvido.
Quiso alguna vez ser un bastión de la libertad, cómo olvidarlo. Y cómo perdonarlo también.
Paga una y mil veces la osadía de ser una libertina.
A la muerte, al dolor, a la horfandad le mandamos armas.
Si hasta da risa.
Uniformes para desalentar, coroneles que marcan el rumbo. Pero qué rumbo? Hacia dónde queremos ayudar a volver a Haití?
Ahora ellos , que saben como se lidia con la muerte ,porque están acostumbrados a provocarla serán los guardianes de Haití.
Pobrecitos de ellos.
Antes el hambre, luego la muerte, y ahora nosotros.
Si hasta da risa.